Prensa Latina| El saldo de muertos y heridos por cuatro atentados dinamiteros aquí se eleva de manera provisional a 50, dijeron hoy fuentes autorizadas, las cuales especificaron que coincidieron con bombardeos de la alianza árabe.
La explosión de las cargas de dinamita y metralla en cuatro automóviles, reivindicada por Estado Islámico, ocurrió a pocas horas del comienzo de Ramadán, el mes que los musulmanes ayunan y dedican a la plegaria y la introspección, reportó la agencia oficial SABA.
Los heridos y los cadáveres fueron transportados a varios hospitales para su tratamiento e identificación por los deudos, según la misma fuente.
En coincidencia, cazas de la coalición liderada por Arabia Saudita bombardeaban zonas de esta capital, devastada por casi tres meses de ataques en los que participan además Bahrein, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Qatar, Egipto, Jordania, Sudán, Marruecos, Malasia y Senegal.
Días atrás los proyectiles de la alianza destruyeron parte de la zona antigua de esta capital, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La petición de una tregua humanitaria por el comienzo del Ramadán del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, fue desoída por la coalición, que demanda la reposición del presidente Abd Rabu Mansur Hadi, exiliado en Arabia Saudita.
El movimiento huti Ansar Allah y tropas leales al expresidente Alí Abdullah Saleh, en control de la mayor parte del país, rehúsan acatar la precondición y demandan la creación de un Gobierno supervisado para evitar la corrupción administrativa, un mal endémico en este país.
En tanto, tibios indicios favorables se registraron en las negociaciones en curso en la ciudad de Ginebra entre las partes en conflicto, las cuales decidieron extender los contactos hasta mañana, aunque persisten desacuerdos.
El punto es discusión es la modalidad de un cese del fuego, con el que ambas delegaciones dicen estar de acuerdo, aunque disienten en su alcance; los hutis demandan el cese de los bombardeos y su contraparte exigen el cese de los combates en tierra.
Desde su exitosa ofensiva en septiembre pasado, Ansar Allah comenzó a controlar partes del país, incluida esta capital, con el apoyo de fieles de Abdullah Saleh, quien admitió semanas atrás su coalición con los hutis.