Esta entrevista hace parte de la recopilación hecha por Marcos Daniel Pineda García, en su libro “Visiones de Montería”
Por: Marcos Daniel Pineda García | @MarcosDanielPG
Cristo Hoyos Mercado tiene un impresionante museo en su casa, ubicada en el bello barrio bogotano Quinta Camacho. Cuando fui a visitarlo para hacerle esta entrevista, yo no sabía hacia dónde mirar porque en cada rincón tiene una obra de arte o una escultura. Recorriendo su hogar descubrí que incluso cada adorno está ubicado con estilo y visión de artista. La que compartí con él fue una tarde que no quería que se acabara, porque mientras mis oídos estaban concentrados escuchando a este ser excepcional, interesante y culto, mis ojos recorrían las paredes y los rincones de aquel museo.
El maestro Cristo es embajador de la cultura cordobesa y colombiana. Su pincel comenzó sobre unos lienzos en Sahagún. Esa verdad de su ayer se hace visible en las primeras obras que se aprecian al llegar a su casa, las que representan a las viejas familias de nuestro Córdoba de antaño. Hoy va a la vanguardia del arte contemporáneo, creando obras que han recorrido museos nacionales e internacionales. Su más reciente exposición fue en La Habana, Cuba, en noviembre y diciembre de 2014.
Es necesario resaltar la gran labor del Museo Zenú de Arte Contemporáneo (Muzac) y de sus ocho miembros fundadores: Cristo Hoyos Mercado, Enrique Salleg Taboada, María Inés Saade Mejía, Carlos Cubillos Lacharme, Laura Rey Figueroa, Antonio Sofán Sánchez, Ana María Sofán Sánchez y Mario Giraldo García. Ellos creyeron y aportaron para hacer realidad un proyecto de ciudad, que en diez años ha ofrecido al público más de treinta exposiciones de importantes artistas como Botero, Obregón, Grau y muchos más, deleitando la retina de miles de monterianos y cordobeses. Al Muzac le auguro muchos años de éxito en Córdoba. Lo que hace por nuestra sociedad no tiene precio, pero sí mucho valor.
Como bien lo expresa Cristo Hoyos, la mayor riqueza de Córdoba es la cultura. Él me hizo recordar algo de lo que siempre he vivido convencido, y es que de nuestra riqueza cultural surge todo un potencial económico y turístico que debemos explotar más, como valorar el talento de los nuevos artistas que están naciendo en Córdoba. Muestra de ello es que próximamente un colectivo de artistas nuestros expondrá sus obras en la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República en Bogotá.
Maestro Cristo: usted empezó a sentir gusto por el arte desde la niñez, allá en Sahagún, su tierra natal. ¿Cómo fue ese proceso desde el punto de vista familiar?
El mundo artístico, definido como tal, no existe. Mucho menos cuando uno está empezando. Siendo un niño no se es consciente de en qué se está moviendo uno y no había ninguna certeza de lo que yo mostraba como talento, en el momento en que lo descubrieron algunos de mis profesores de primaria. De niño, mis padres y abuelos se asombraban de que yo referenciara todas mis vivencias con dibujos. Cuando regresaba de la finca, en las cercanías de Sahagún, en lugar de contar que Helena -una empleada de la finca- lavaba los platos y le daba de comer a los animales, yo lo que hacía era dibujar a Helena dándole de comer a los cerdos y a las gallinas o lavando los platos en una troja para tal fin. Para ellos era sorpresivo ese documento de mi vivencia. Por eso cuando me preguntan qué hacer con un niño al que se le está descubriendo un talento, yo respondo que no hay que enseñarle nada, sino más bien, propiciarle las experiencias, las vivencias: llévenlo a la finca, al mar, denle un paseo por la ciudad, muéstrenle el río, llévenlo al campo, que se bañe en un arroyo, porque de eso se nutre la vida y eso será lo que después expresará desde su interior.
Usted ha expuesto sus obras en muchas ciudades del país y también en el extranjero, ha sido el curador de innumerables muestras artísticas y ha hecho una gestión cultural con miras a promover el buen arte desde y hacia Montería, Córdoba y el Caribe. ¿Por qué usted le ha dedicado tantos años de su vida al arte en un país que desafortunadamente no apoya la cultura como debería? ¿Por qué sigue creyendo?
Lo que has dicho, lo afirmo, y todas las experiencias me han servido para constatar que desafortunadamente estamos en un país donde la educación, la cultura y el arte no tienen ninguna prioridad en el diseño de políticas actuales y futuras, ya sea a nivel de país, departamento o ciudad. La educación, la cultura y, sobre todo el arte, no son vistos como prioridades en ningún programa de ningún líder o dirigente. Uno como artista insiste, y puede ser precisamente porque como no existe el apoyo, más lo requiero. Lo que busco es insertarme en lo esencial para mi vida, porque tampoco la concibo sin ello, no tendría ningún objetivo. No tengo hijos ni proyección hacia el futuro de descendencia. Yo me levanto a diario, espero un nuevo año y hago nuevos proyectos, todos fundamentados en el arte. De lo contrario mi vida no tendría sentido.
¿Cuáles han sido aquellos comportamientos ciudadanos o políticas urbanas que más lo han sorprendido de algunas de las ciudades que ha visitado?
Un país como Suecia, donde estuve en los años ocenta, que prioriza los recursos para la educación, la cultura y el arte, Es una maravilla! La calidad de país!. El ejemplo clave en Colombia lo hemos vivido aquí en Bogotá. En los últimos veinte años Bogotá ha logrado privilegiar todo lo que tenga que ver con las expresiones. Esta ciudad contaba con el mismo presupuesto para cultura que tenían todas las capitales de departamento, era insignificante para una ciudad tan grande y diversa. En este momento la Secretaría de Cultura de la capital tiene el mismo presupuesto, si no es más, que el de toda la nación. Lo que se hace hoy en Bogotá a nivel de oferta cultural, de espacios culturales y de apoyos, es muchísimo más de lo que se hace en todo el país. Es admirable!
Siempre he querido preguntarle esto a un pintor: ¿qué le dice a usted Montería desde el punto de vista artístico (colores, sonidos, olores, formas)?
Voy a partir de un prejuicio de los sahagunenses, no lo tengo yo, pero sí la mayoría de las gentes de mi pueblo. Es como un refrán: “lo mejor de Montería es la salida para Sahagún”. Reconozco que hay unos elementos muy especiales que yo, que tengo una capacidad de visión, de intuición entrenada, que viajando nunca me siento turista, sino que soy un viajero que esculca y descubre, podría decir que Montería tiene muchísimas cosas para personas de sensibilidad visual, auditiva, olfativa, etcétera. Me encanta el Centro de Montería, me gusta muchísimo más que aquellos otros espacios, que otras personas ven como muestra de desarrollo y de crecimiento. El Centro de Montería para mi, tiene personalidad porque no hay una ciudad en el país —y tenemos muchas ciudades a orillas de río—, que esté tan de frente a su río, sin darle la espalda. A pesar de que todavía hace falta mucho, creo que Montería es única por eso.
El Centro es como el de cualquier ciudad del oriente, de la India, con ese derroche de color, de todo lo que es ese mundo del rebusque, de la creatividad popular, del diseño, de la forma como se expresan y como se ambientan los espacios, lo callejero. A mí me parece que Montería adquiere una connotación maravillosa exaltada por la luz y la temperatura. Y parto del mercado… no sé si lo van a restaurar o va a desaparecer, pero en estos últimos 10 o 15 años nunca dejé de llevar allá a las personas que visitaban la ciudad, y siempre confirmábamos que es fantástico, mágico, con una arquitectura que por supuesto habría que mantener, restaurar y ponerla acorde con los criterios y las necesidades de hoy.
Es usted uno de los miembros del Muzac, un proyecto artístico exitoso integrado por profesionales monterianos, y apoyado por algunas entidades tanto públicas como privadas. Quiero felicitarlo por la puesta en marcha de esta idea y preguntarle: ¿cómo y por qué surge Muzac?
Muchas gracias. Hace 10 años yo no hacía nada en Montería ni en Córdoba. Trabajaba en proyectos de creación con el Ministerio de Cultura y también en algunas conferencias y talleres con el Banco de la República en todo el país, siempre iba a cualquier parte del país y de la Región Caribe, menos a Córdoba. Hace unos once años, en el Museo Nacional en Bogotá, alguien me preguntó: “¿sigues haciendo todo esto y no vas a hacer nunca algo en Montería?”. Yo creo que nunca estuvo en mis prioridades. Pero empezamos a notar en Montería una ciudad con una población creciente y una transformación… ya no era un pueblo. Sabíamos del rezago en ese campo, también. Y notamos que habían propuestas aisladas en el campo del arte que iba en una dirección que no debía ser, por ejemplo, el arte mostrándose en centros comerciales…con los mismos arquetipos, con espacios no adecuados ni para las obras ni para los artistas ni para un público que tampoco tenía antecedentes.
Fue en ese momento cuando hicimos la primera reunión y convocamos a un grupo de amigos. Con mi experiencia en el Museo Nacional y el Ministerio de Cultura, les manifesté que la ciudad estaba en un punto en el que alguien de manera independiente, debía asumir la responsabilidad de llevar arte allá, y que si no lo hacíamos nosotros, un colectivo de interesados en el arte, deberíamos callarnos y no seguir criticando, porque lo que hicieran el gobernador, el alcalde o las secretarías de Cultura, nunca sería ni lo prioritario ni lo único, y tal vez las personas que estarían al frente de esas secciones de la administración, no iban a ser las conocedoras e indicadas para desarrollar programas exclusivos de arte moderno y contemporáneo. Fue una reunión muy entusiasta que le dio origen a esta experiencia.
En 10 años de existencia, Muzac ha traído a Montería más de 30 exposiciones gratis para todo público, entre estas las de famosos artistas como Fernando Botero, Alejandro Obregón, Enrique Grau y Beatriz González. ¿Cuál cree usted que ha sido el principal aporte social que Muzac le ha hecho a Montería, Córdoba y el Caribe?
No hemos visto de manera justa lo que ha significado Muzac, no solamente para Montería, sino también para Córdoba y departamentos vecinos. En Bogotá y hasta en otros países nos han pedido dar a conocer esa estrategia diseñada en una región en la que hace diez o doce años la situación era muy compleja en todos los aspectos. Mientras todo el país no hablaba sino de Ralito, ¿qué tenía que hacer un museo de arte moderno y contemporáneo en Montería? Fueron años muy difíciles. Teníamos que mostrar las realizaciones, muchas veces con la incertidumbre de llevar artistas y curadores que no se sentirían muy bien en un medio de difícil connotación política, de orden público y social. Es esa la realidad que hemos vivido. Pero precisamente ahí radicaba —y radica— el valor de Muzac, estar en Montería, donde no hay un museo de arte, sin escuela de bellas artes, ni galerías, pero sí contaríamos con artistas, estudiantes y un público atípico. Es muy importante señalar que ese es el valor y el éxito de Muzac, ese es el mérito y por eso también lo hacemos. El promedio de asistencia al Muzac está entre los más altos del país. Si estuviéramos en la ciudad más culta, ¿para qué íbamos a hacer más cosas?
¿Han pensado en tener un espacio físico propio con exposiciones permanentes?
Lo hemos consultado en el grupo. Yo —y hablo a título personal—, creo que los espacios físicos de escuelas, de casas de cultura y de museos, muchos terminan siendo elefantes blancos por la sostenibilidad, la burocracia, etc. Eso en Montería era imposible, porque no teníamos la tradición de un público formado para disfrutar el arte, no la tenemos todavía. Por otra parte, para nuestros dirigentes: ¿qué prioridad tiene el arte en la ciudad? Concebimos una estrategia que nos permitiera no invertir mucho, pero hacer bastante y bueno. Teníamos las posibilidades y las conexiones. Podemos conseguir con el actual alcalde, Carlos Eduardo Correa un apoyo importante, continuamos usando un espacio de la ciudad. Con León Fidel Ojeda (2004-2007) se consiguió la primera escultura de arte contemporáneo para Montería, La Ventana, de Carlos Rojas, que no la tiene ninguna otra ciudad de la Costa. Con la administración tuya, Marcos Daniel (2008-2011), conseguimos que el Auditorio de la Ronda del Sinú fuera nuestra sede temporal. Eso ha sido un logro, porque ninguno de ustedes manifestó en algún momento la necesidad de que Muzac fuera un anexo de la administración o se comportara como tal. Así se hace en Bogotá, donde la vida cultural de la gran ciudad es independiente a pesar de ser financiada por el distrito. Nosotros aquí, hemos recibido especialmente, todo el apoyo de la empresa privada de Córdoba, del Área Cultural del Banco de la República y sobre todo del municipio de Montería , pero Muzac es una institución totalmente autónoma para organizar su agenda y programar sus actividades.
Yo admiro mucho, maestro, que Muzac sea, primero, de puertas abiertas, y segundo, que nos enseñe y transforme…
Sí, y mira: los estudiantes de Montería van gratis al museo, los profesores de arte de las escuelas pueden asistir a los talleres, las conferencias y los conversatorios. Son diez años y treinta y seis exposiciones. Otra cosa, influye mucho que se divulguen los actos culturales en los medios de comunicación, como por ejemplo en el diario El Meridiano, donde cada exposición dispone del magazín dominical, su portada, el contenido, las imágenes, los textos… eso llega mucho más allá de Montería. Veo en el libro de firmas que por nuestras exposiciones ha pasado gente de otros países, de las universidades del Urabá antioqueño, de Sucre, del sur de Bolívar, de Magdalena, todos van y dejan constancia de lo que ha significado las exposiciones de Muzac para ellos. Yo, cuando tenía ocho años, en el club campestre de Sahagún, vi por primera vez en mi vida un cuadro de Obregón y quedé marcado; asimismo sabremos después qué tanto nos cambió y transformó a todos la experiencia de Muzac en Montería.
¿Qué políticas públicas, proyectos o programas recomendaría Cristo Hoyos para fortalecer y promover el arte en la ciudad?: ¿pondría esculturas en algunos puntos estratégicos?, ¿invertiría en talleres creativos especiales para estudiantes y adultos?, ¿haría exposiciones al aire libre?…
Todas las que nombraste. Pero además, con rigor, capacidad y conocimiento debemos identificar y privilegiar a todos los grupos que están surgiendo en la ciudad en el campo de la música, en cine, en arte, en talleres educativos a nivel de barrios, de literatura, danza y demás. No se necesita que todo esto se transforme en un aparato burocrático que sepa de todo y de nada, no. Hay que buscar a estos jóvenes y colectivos que están creando nuevas propuestas en gastronomía, en música, identificarlos y descargar responsabilidades en ellos, para que pongan en práctica sus iniciativas y realicen sus proyectos.
A propósito de lo que acaba de decir: ¿cuál es el potencial en talento de nuestros artistas, qué podemos esperar de ellos y cómo podríamos potenciar sus capacidades en beneficio de sus creaciones y carreras, y también de la ciudad?
La riqueza más grande de Córdoba es la cultura, y lo mejor que tiene nuestra cultura es esa capacidad de expresarnos. Yo hablo desde las artes plásticas y visuales, que es lo mío, pero tengo que reconocer la riqueza musical de Córdoba, la literaria, la oralidad, la cocina… eso es lo máximo que tenemos. Hoy en día, hay una distancia —esto se presenta en todo el país—, entre el estamento administrativo y lo que se da a nivel de investigación, de ciencia, de pensamiento y creatividad. Hoy los artistas somos más coherentes con la actualidad que las administraciones nuestras. Te lo digo porque sé que te mueves dentro de la política.
Una muestra de lo anterior es que siete artistas monterianos, que han estado cerca del Muzac, expondrán en la Biblioteca Luis Ángel Arango- que para nosotros es el Vaticano del arte en Colombia- dentro de su proyecto Imagen Regional 8 . ¿Por qué hace algunos años no participaba nadie de Montería y ahora hay siete personas con sus respectivas obras? Y si miramos el catálogo nos daremos cuenta de que habrá, posiblemente, más artistas de Montería que de Bogotá o de Medellín. A ellos se les indujo a no continuar siendo convencionales, que pueden seguir haciendo el dibujo, la pintura o la artesanía clásica, al lado de las nuevas técnicas, que tienen que expresarse acorde con el momento que viven… ¡y se atrevieron!, corrieron el riesgo de dejar de pintar el cuadro que se comercializa e hicieron unas creaciones muy buenas, con mucho contenido, avaladas por ocho curadores de todo el país. En Montería y en toda la región hay talentos. Si yo digo que hay en el renglón mío, que son las artes plásticas y visuales ¿qué te podrá decir un músico o un escritor? Es fantástico.