Montería volvió a poner su nombre en el radar internacional al participar en la Semana de la Biodiversidad, realizada en Cali, evento que reunió a más de 200 expertos y líderes de 17 países para debatir cómo enfrentar la crisis climática y la pérdida de biodiversidad. Allí, el alcalde Hugo Kerguelén defendió la idea de que una ciudad intermedia puede convertirse en ejemplo de desarrollo urbano sostenible sin romper su vínculo con la naturaleza.
En el panel de la Red de BiodiverCiudades de CAF, Kerguelén compartió espacio con mandatarios como Alejandro Eder (Cali) y Ana Matarrita McCalla (Limón, Costa Rica). El mensaje central fue que las ciudades, más allá de las grandes capitales, deben asumir un rol protagónico en la lucha contra la degradación ambiental y ofrecer soluciones desde lo local.
Lo que se destacó de Montería no fue un discurso de cifras, sino proyectos que ya están en marcha y que impactan directamente a la población. La Ronda del Sinú, por ejemplo, se ha consolidado no solo como un parque lineal sino como un ecosistema urbano donde conviven especies nativas con el día a día de miles de ciudadanos. Iniciativas como el transporte fluvial Businú y el sistema de bicicletas Bisinú muestran que la movilidad sostenible no es exclusiva de las metrópolis.
También se resaltó la reconversión de espacios degradados, como el Parque Botánico Las Lagunas o el muelle Betancí, que pasaron de ser zonas olvidadas a convertirse en activos ambientales y sociales. Estas apuestas han convertido a Montería en referente dentro de las llamadas “BiodiverCiudades”, concepto que busca integrar biodiversidad en la planificación urbana.
El reto, sin embargo, es que estas experiencias no se queden en vitrinas de foros internacionales. Montería enfrenta presiones reales: expansión urbana desordenada, contaminación de humedales y riesgo de perder corredores verdes. La pregunta es si el modelo podrá sostenerse en el tiempo, más allá de los gobiernos de turno.
