El descubrimiento de un robo masivo de ganado en una finca de propiedad del ganadero Esteban Urueta, habría sido el detonante de su asesinato y el de sus dos empleados Fredy Beleño y Gerardo Marzola.
El caso que estremece las bases del gremio ganadero en Córdoba está plagado de detalles que dejan al descubierto la sevicia con la que actuaron los señalados responsables del triple crimen.
Según reveló Carlos Andrés Beleño Romero, hijo de una de las víctimas. Los hechos ocurrieron el 10 de septiembre, cuando el ganadero y los dos administradores se dirigieron a auditar las 700 reses que tenía a medias.
Beleño Romero indicó que su padre, Fredy Manuel Beleño Acosta, administrador de la finca de propiedad de Esteban Urueta, habría descubierto que un empleado de confianza estaba robando ganado sistemáticamente.
“El bandido este lo estaba robando hace rato, hacía parranda por toda la zona. Y ahora que lo descubrieron, cometió la locura y la desgracia de asesinarlos a todos tres”, declaró ante los medios de comunicación, Carlos Beleño Romero, hijo de Fredy, el experimentado rejoneador asesinado que trabaja en el predio de Urueta desde hacía muchos años.
Según el testimonio, el presunto asesino, cuya identidad oficialmente no ha sido revelada, habría sustraído entre 700 y 800 cabezas de ganado. Las sospechas surgieron debido a los gastos excesivos y el estilo de vida ostentoso que llevaba el empleado.
“Apostaba gallo, compraba caballo, bebía ron, mandaba parranda. El hombre se alarmó, porque no era para que, pues con sus ingresos pudiera hacer todo eso”, explicó Beleño Romero, refiriéndose a la reacción del ganadero Urueta ante los rumores sobre el comportamiento de su empleado.
Lo que sucedió en el sitio y la forma en la cual fueron asesinados, aún son un misterio, lo único confirmado es que los tres cadáveres fueron encontrados en una fosa clandestina en la vereda Carolina, jurisdicción de Chimá, Córdoba.
Tras ser exhumados por peritos del CTI, los restos fueron trasladados a los laboratorios de Medicina Legal en la ciudad de Medellín porque estaban irreconocibles.
Familiares de las víctimas exigen celeridad en el proceso judicial, ya que, a pesar de la confesión, hasta ayer antes de mediodía no se había emitido una orden de captura contra los presuntos responsables.