Efectivos del Ejército y la Armada Nacional desmantelaron cuatro laboratorios clandestinos de cocaína en el Pacífico caucano.
Los centros de procesamiento, ubicados en zonas pantanosas de López de Micay y Guapi, se atribuyen a un grupo armado ilegal conocido como las disidencias Jaime Martínez.
Según fuentes oficiales, estos laboratorios tenían una capacidad de producción mensual estimada en seis toneladas de estupefacientes. El producto era posteriormente transportado en embarcaciones rápidas hacia mercados en Centro y Norteamérica.
La ubicación estratégica de estas instalaciones en áreas propensas a inundaciones buscaba dificultar su detección y el acceso de las autoridades. Las condiciones climáticas y geográficas de la región fueron aprovechadas por los narcotraficantes para intentar evadir los controles militares.