Este martes 29 de abril se instalará en Montería la Mesa de Diálogos entre los Gestores de Paz exintegrantes de las AUC y el Gobierno Nacional, marcando lo que muchos consideran el primer paso hacia el cierre definitivo del proceso de paz iniciado con el Pacto de Santafé Ralito en 2004.
El evento, que reunirá a exlíderes paramilitares que fueron claves en la organización armada desmovilizada hace casi dos décadas, tendrá lugar en el Centro de Convenciones de Montería a partir de las 8:30 de la mañana.
Entre los asistentes destacan Salvatore Mancuso y Carlos Mario Jiménez Naranjo, alias ‘Macaco’, quienes se cuentan entre los 18 exlíderes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) designados como gestores de paz en Córdoba.
El proceso de paz iniciado en Sata Fe de Ralito dejó cicatrices aún no cerradas especialmente en el departamento de Córdoba y en las regiones donde la violencia paramilitar causó terror y sufrimiento a la población civil.
Proceso de Paz de Santafé de Ralito
El Proceso de Paz de Santafé de Ralito comenzó formalmente el 15 de julio de 2003, cuando el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez firmó el acuerdo con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Este pacto histórico se desarrolló en el corregimiento de Santafé de Ralito, ubicado en el municipio de Tierralta, estableciendo una zona de ubicación temporal para facilitar las negociaciones.
Entre 2003 y 2006, el proceso logró la desmovilización de aproximadamente 31,000 combatientes en ceremonias públicas realizadas en diferentes regiones del país.
Para dar marco jurídico a estos acuerdos, se aprobó la Ley 975 de 2005, conocida como “Ley de Justicia y Paz”, que estableció penas alternativas máximas de ocho años para quienes confesaran sus crímenes y repararan a las víctimas.
Sin embargo, el proceso enfrentó una crisis significativa en 2008, cuando varios líderes paramilitares fueron extraditados a Estados Unidos por narcotráfico, generando dudas sobre los compromisos adquiridos inicialmente. Esta situación provocó retrocesos en la búsqueda de verdad y reparación para miles de víctimas del conflicto.
Una consecuencia inesperada del proceso fue la revelación de los nexos entre paramilitares y políticos, fenómeno conocido como “parapolítica”, que sacudió las instituciones colombianas.