Así, en el aire, dicen sentirse los vendedores de flores, que desde hace más de 20 años se ubican al frente del cementerio Jardines de la Esperanza, en Montería, dado la orden de desalojo que recibieron por cuenta del proyecto de doble calzada que se empezará a ejecutar próximamente y que comprende desde la Glorieta de Cantaclaro, hasta el kilómetro 15, vía a Planeta Rica.
Luz Mary Florez, quien lleva 25 años vendiendo gran variedad de flores en este lugar, afirma que hasta el momento ninguna entidad les ha aclarado cual será su futuro cuando empiecen las obras de adecuación vial; dicen que por su propia iniciativa se han acercado a la Concesión Vías de las Américas (encargada del proyecto) y no han obtenido respuesta; simplemente les llegó el papel que les ordena salir una vez inicien los trabajos de construcción.
“Estamos en el aire, no sabemos pa’ donde coger y tampoco nos han dado alternativas; lo que aquí vendemos es nuestro sustento y el de nuestros hijos”, afirma mientras organiza uno de los ramos de gardenias, que le compra poco después una de las dolientes que llega al cementerio.
Son siete familias que ocupan este espacio, y han logrado gracias a las Rosas, Margaritas, Claveles, Astromelias y Gardenias que venden, obtener un ingreso seguro para sus hogares, durante largos años.
Luz Mary tiene tres hijos; uno de ellos ya está en la universidad y los otros dos están en secundaria, en su puesto se encuentran arreglos florales desde 5 mil hasta 60 mil pesos; la contratan tanto para coronas fúnebres , como para vistosas decoraciones que engalanan quinceañeros, matrimonios y días especiales.
Los vendedores de flores solo esperan que les permitan seguir con su labor y ser reubicados, si es posible al interior del cementerio, afirman que aunque el lugar inspira para muchos miedo y angustia, con sus flores logran darle un poco de color al dolor.