El campo colombiano enfrenta una crisis silenciosa pero devastadora: el abigeato. Según un reciente informe de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan), cada día se registran en promedio seis robos de ganado en el país, una cifra que ha encendido las alarmas en el sector pecuario.
En los últimos 14 años, las denuncias por abigeato han alcanzado la alarmante cifra de 33.650 casos, revelando la magnitud de un problema que amenaza la estabilidad de la industria ganadera nacional.
José Félix Lafaurie, presidente de la federación ganadera, califica esta situación como una “bomba de tiempo” para el sector.
El robo de ganado no es un acto aislado, sino parte de una cadena delictiva más amplia que incluye el cárneo ilegal en fincas y el sacrificio clandestino. Estas prácticas no solo representan pérdidas económicas para los ganaderos, sino que también ponen en riesgo la salud pública al evadir controles sanitarios.
El informe de Fedegan señala que mientras las plantas de beneficio legales faenaron 3.1 millones de bovinos en 2023, los mataderos clandestinos procesaron cerca de 1.7 millones, operando al margen de la ley y en condiciones insalubres.
Frente a esta crisis, el gremio ganadero urge por medidas más efectivas de seguridad rural, un mayor control por parte de las autoridades sanitarias y policiales, y la implementación de un sistema robusto de identificación animal para rastrear el ganado y dificultar su comercialización ilegal.
Esta ola de robos no solo afecta a los productores individuales, sino que amenaza la integridad de toda la cadena de valor cárnica, poniendo en jaque la sostenibilidad del sector ganadero colombiano a largo plazo, explicó.