El gobierno de Estados Unidos anunció este lunes 24 de febrero un nuevo paquete de sanciones dirigido contra una extensa red dedicada al transporte ilícito de petróleo iraní, marcando el reinicio de su política de “presión máxima” contra Teherán.
La medida, coordinada entre los departamentos de Estado y del Tesoro, afecta a 22 personas y 13 buques petroleros identificados como facilitadores del comercio ilegal de crudo.
Según informó la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, esta red ha estado operando para transportar petróleo iraní hacia compradores asiáticos, ocultando la verdadera naturaleza de la carga. “Han enviado decenas de millones de barriles de crudo, valorados en cientos de millones de dólares”, precisó el comunicado oficial.
Como consecuencia de estas sanciones, los buques identificados fueron declarados “propiedad bloqueada en múltiples jurisdicciones”, impidiendo efectivamente su capacidad para operar en mercados internacionales.
La administración estadounidense calificó estas medidas como “un primer paso para materializar la campaña de máxima presión del presidente Trump sobre el régimen iraní”, subrayando que su objetivo es interrumpir los intentos de Teherán capital iraní de recaudar ingresos petroleros que, según Washington, financian actividades terroristas en la región.
El gobierno norteamericano advirtió que continuará implementando medidas similares para bloquear las fuentes de financiamiento que sostienen las actividades de Irán consideradas desestabilizadoras para la región.
Esta acción representa un claro endurecimiento de la postura estadounidense hacia la República Islámica, retomando la estrategia que caracterizó a la anterior administración Trump.