La desecación de cuerpos de agua se perfila como una de las principales amenazas ecológicas en el departamento de Córdoba, según se desprende del Plan de Acción Institucional 2024-2027 de la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge (CVS).
Esta problemática ha sido identificada en humedales del Medio y Bajo Sinú, el Bajo San Jorge, el complejo cenagoso de Ayapel y los humedales Arcial, Porro y Cintura.
Se evidencia una disminución de la capacidad para amortiguar inundaciones, pérdida de playones, desecación de cuerpos de agua, inundaciones y sequías prolongadas, escasez de oferta hídrica para especies de fauna y flora, así como para las poblaciones humanas, además del taponamiento y desconexión de cuencas aportantes.
Entre las causas se encuentran actividades legales e ilegales, prácticas económicas incompatibles con el uso del suelo, apropiación ilegal del territorio, expansión de la frontera agropecuaria, cierre o desviación de caños naturales, apertura de caños artificiales, compactación de suelos, construcción de obras antrópicas como diques, canales y terraplenes, así como la expansión urbana y construcciones legales e ilegales.
Las consecuencias de esta situación son alarmantes, incluyendo daños a la cadena trófica, pérdida de biodiversidad y alteración de las poblaciones naturales. Además, se prevé una afectación significativa en los servicios ecosistémicos que prestan las ciénagas y ríos, relacionados con la regulación hídrica, amortiguación de inundaciones, reciclaje de nutrientes, aprovisionamiento de agua potable y producción de alimentos, así como servicios culturales como la recreación y la espiritualidad.
La CVS ha priorizado acciones para abordar esta problemática, como la adecuación y mantenimiento de obras de estabilización en puntos críticos de inundación y erosión, así como la recuperación de la conectividad hidrológica e hidráulica de los caños o drenajes naturales del departamento.
Además, se contempla la implementación de las acciones establecidas dentro de los Planes de Ordenación y Manejo de Cuencas (POMCAS) que se encuentren adoptados, así como la realización de campañas de monitoreo de parámetros ambientales en cuerpos de agua superficiales y subterráneas.
La situación es preocupante, ya que se trata de una problemática que se ha venido gestando desde hace aproximadamente 50 años, con consecuencias graves para los ecosistemas y las comunidades que dependen de ellos.