Con un Bacca inspirado, Sevilla sigue siendo el rey

EUROPA PRESS | El Sevilla conquistó la cuarta Europa League de su historia tras derrotar al Dnipro de Ucrania (2-3) en la final disputada en Varsovia (Polonia), un título que le permitirá jugar la próxima edición de la Liga de Campeones gracias a los goles de Krychowiak y de Bacca, que firmó un doblete. El conjunto de Unai Emery repitió suerte en Varsovia un año después de su triunfo en Turín dejando claro su idilio con esta competición. El Sevilla fue siempre el Sevilla, con su electricidad y su frescura, y no dudó un ápice de su fútbol pese a
10 años atrás
HAWALEJ/AFP/Getty Images)

EUROPA PRESS | El Sevilla conquistó la cuarta Europa League de su historia tras derrotar al Dnipro de Ucrania (2-3) en la final disputada en Varsovia (Polonia), un título que le permitirá jugar la próxima edición de la Liga de Campeones gracias a los goles de Krychowiak y de Bacca, que firmó un doblete.

El conjunto de Unai Emery repitió suerte en Varsovia un año después de su triunfo en Turín dejando claro su idilio con esta competición. El Sevilla fue siempre el Sevilla, con su electricidad y su frescura, y no dudó un ápice de su fútbol pese a las puñaladas de su rival, que nunca quiso verse enterrado ni acorralado por la superioridad de su rival.

Esta vez, sin el suspense de los penaltis, el Sevilla apoyó su fútbol en un comienzo brillante, fulgurante y de muchos quilates. Una estrategia que –sin embargo– no fue cómo había imaginado el cuadro sevillista por el oportunismo de su rival. Un gol de Kalinic echó al traste el buen planteamiento de los españoles en el estadio Nacional de Polonia.

El gol no aplacó a los chicos de Unai Emery, que siguieron hilvanando su fútbol a través de Banega –exquisito en la medular– y de Reyes, que estuvo sublime en los últimos metros. De la zurda del utrerano nacería el segundo, el tanto de la remontada, pero antes llegó el gol que cambió todo en el partido.

Y lo tuvo que marcar Krychowiak, el único polaco que estaba pisando el césped de Varsovia. Un balón sin dueño, y tras un fallo de la zaga ucraniana en el intento por despejarlo, acabó en los pies de ‘Krycho’, que no desaprovechó la dejada de Bacca. El centrocampista del Sevilla la llevó al fondo de las mallas e igualó la contienda.

A partir de entonces, el Sevilla mostró su mejor versión. Fútbol vertical y veloz combinado con el talento de sus hombres más adelantados, la valentía de Vitolo –recientemente llamado por Del Bosque– y de Aleix Vidal, que ha sido la gran revelación de la temporada en el lateral derecho, un perfil que enamora sobremanera a su técnico.

Bacca lo cambia todo

Con el empate (1-1) Reyes agarró la varita mágica para meter un pase entre los dos centrales que terminó en los pies de Bacca. El colombiano, tras quebrar a Boyko, marcó a placer y puso en franquicia a los suyos, que parecían haber culminado la cima. Ese fue el único ‘pero’ del Sevilla, que colmó su sed con la remontada.

El Dnipro fue a más con la aparición de Konoplyanka, su mejor jugador, equilibró las fuerzas hasta que –a falta de un minuto para el descanso– Rotan marcó un excepcional gol. Un lanzamiento directo con un solo paso de carrerilla que dejó clavado a Sergio Rico, otro de los internacionales de nuevo cuño.

En la segunda mitad, y tras el cambio de Coke por Reyes, el Sevilla no mejoró mucho más, pero sí controló con más garantías a su rival. El Dnipro –sin experiencia en estas citas– se dejó llevar con el paso de los minutos hasta que Bacca, a cuarto de hora para el final, hizo el gol que valió una Copa continental, la cuarta en la historia tras las de 2006, 2007 y 2014.

El cafetero se hizo el espacio con el cuerpo y fusiló al portero del Dnipro. El tercer gol mató a los ucranios y dio alas a un Sevilla que llegó con más gasolina de la que hubiera imaginado al final del partido. No estaba Rakitic, ni tampoco Alberto Moreno. Da igual el proyecto, dan igual los nombres. El sevillismo ha vuelto a estallar de alegría. La cuarta ya es de verdad.