Las restricciones del gobierno colombiano a la exploración de gas natural podrían afectar significativamente las operaciones de la planta de níquel de Cerro Matoso, una de las principales productoras de ferroníquel en el país. La empresa ha expresado su preocupación por el impacto potencial de estas políticas en su proceso productivo y en la economía regional.
Ricardo Gaviria, presidente de Cerro Matoso, manifestó su inquietud sobre la situación: “Bueno, es un riesgo altísimo no solo para nosotros como Cerro Matoso, sino para el país. Colombia tiene una alta dependencia de gas, tiene una alta dependencia económica desde el punto de vista de petróleo, entonces específicamente para la compañía podría generar un costo muy alto porque tendría que importar gas a unos costos altísimos.”
La planta de Cerro Matoso requiere gas natural para sus procesos de producción, específicamente para el secado del mineral y para generar la temperatura necesaria en el calcinador. La restricción en la exploración de gas podría llevar a una escasez del recurso a mediano plazo, obligando al país a importar gas a precios más elevados.
Gaviria añadió: “También en el tema relacionado de costos hemos tenido unos gastos adicionales relacionados con los precios del diésel que se acaban de reajustar hace unos meses.”
La empresa, que produjo 38,708 toneladas de níquel en 2023, ya enfrenta desafíos por la caída en los precios internacionales del níquel y la disminución natural del grado de mineral en su yacimiento. Las restricciones en la exploración de gas representan un reto adicional para mantener la competitividad de la operación.
Cerro Matoso es un importante contribuyente a la economía local y nacional, aportando $1.2 billones en regalías e impuestos al Estado colombiano en el último año fiscal. Además, genera más de 1,900 empleos directos e indirectos en la región.
La situación plantea un dilema entre las políticas energéticas del gobierno, orientadas a la transición hacia fuentes renovables, y las necesidades de la industria minera. Cerro Matoso argumenta que su producción de níquel es crucial para la fabricación de tecnologías verdes, como baterías para vehículos eléctricos.
La empresa está explorando alternativas para mitigar estos riesgos, incluyendo la optimización de sus procesos y la búsqueda de fuentes de energía alternativas. Sin embargo, advierte que sin una solución a largo plazo para el suministro de gas, la viabilidad de sus operaciones podría verse comprometida.
