Una joven de 16 años que sueña con ser cantante, movida por el deseo de aportar a su comunidad, lidera el programa de Red Adolescente en una zona que por más de 50 años ha sido territorio de guerra a causa del conflicto armado interno de Colombia.
Por. Luz Hernández
Marcela Narváez es la mayor de 4 hermanas, vive con su familia en Frasquillo, una vereda del municipio de Tierralta, Córdoba. Ella, quien ha vivido la guerra, el sufrimiento y la perdida, ha encontrado la forma de salir de las profundidades del dolor ocasionado por un conflicto armado que ha marcado la historia de todo un país.
Tierralta ha sido el escenario de, por lo menos, 60 años de una guerra continua. Desde la década de los 50’s, el conflicto sobre la tierra, los desplazamientos masivos y la presencia de varios grupos armados ilegales han mantenido los habitantes del municipio en un estado de resistencia y supervivencia.
Esta dinámica no ha cambiado mucho. Actualmente, esta zona del sur de Córdoba sigue sufriendo altos niveles de violencia por el conflicto entre grupos armados ilegales.
En medio del sofocante sol de mediodía y la humedad del ambiente causada por la vegetación tropical del Nudo del Paramillo, Marcela aconseja a un grupo de niñas acerca de la prevención de embarazos a temprana edad.
La cara de sorpresa de las niñas que escuchan a Marcela hablar acerca del dispositivo intrauterino, generalmente conocido como T de cobre, evidencia el grado de desinformación que tienen los jóvenes de la zona acerca del uso de métodos anticonceptivos.
En la terraza del Centro de Salud de Frasquillo, las jóvenes comentan y organizan las actividades del programa Red Adolescente, instituido por el convenio que existe entre el hospital San José de Tierralta y la empresa Urrá S.A dentro de sus acciones de responsabilidad social empresarial. Programa instaurado después de que Tierralta presentara uno de los índices más altos de maternidad en adolescentes del mundo.
Visitas de concientización, integraciones y capacitaciones de educación sexual hacen parte del itinerario que agenda Marcela para el próximo semestre del año.
“Esto ha sido una vivencia muy bonita, yo hago esto porque me gusta”, dice Marcela.
Ella parece apreciar la realidad de su pueblo de una forma muy diferente, la sensibilidad con la que habla refleja que ha comprendido la dinámica que maneja la vida, o mejor, la vida que le tocó vivir a ella.
“Yo no elegí nacer en esta zona, yo no elegí vivir en un pueblo donde uno se despertaba y lo primero que le decían era que había velorio en la casa del frente porque habían matado al vecino”, afirma. “Tierralta no es solo tierra paramilitar, Clan Úsuga y muerte. Hay cosas bonitas también. Los paisajes y sobre todo la gente. Aquí se sueña igual que en el resto del mundo, aquí hay gente valiosísima y jóvenes que desean ser profesionales”, dice.
Sus palabras están llenas de compasión, humildad y una inmensa inquietud amorosa que es lo que la mueve a liderar este programa. Para Marcela, al igual que para la escritora Elisabeth Kübler, la gente bella no surge de la nada.
Este es el testimonio de Marcela Narváez, una historia que ilustra mucho y conmueve más.