Desde Montería, el presidente Gustavo Petro ha manifestado su disposición para entablar diálogos de paz con el Clan del Golfo, uno de los grupos armados organizados más grandes del país. Sin embargo, el mandatario ha dejado claro que estos acercamientos estarán sujetos a condiciones estrictas.
La principal exigencia del Gobierno Nacional es que el Clan del Golfo renuncie por completo a todas las actividades ilícitas en las que se encuentra involucrado, incluyendo el narcotráfico, la extorsión, el tráfico de migrantes y otros delitos conexos.
“Tengo que poner condiciones: primero tienen que pensar, antes de sentarse con el Gobierno Nacional, si están dispuestos a dejar los negocios ilícitos, el de los migrantes, el de la extorsión, el del traqueteo, y hablamos. Si están dispuestos a dejar esto, lo hablamos, pero no para vernos la cara de bobos”, enfatizó el presidente Petro.
Esta apertura al diálogo por parte del Gobierno Nacional se produce en un contexto en el que el Clan del Golfo se ha consolidado como uno de los grupos armados más poderosos del país, con presencia en gran parte del territorio nacional y un control significativo sobre las rentas ilegales derivadas del narcotráfico, la minería criminal y, recientemente, el tráfico de migrantes, según datos de la Defensoría del Pueblo.
“A mí me interesa más la verdad y la justicia alrededor de la verdad, para que la verdad restaure y para que, a partir de allí, nos reconciliemos todos”, expresó el mandatario.
No es la primera vez que se habla de la posibilidad de diálogos de paz con el Clan del Golfo, un grupo ilegal cuyo máximo líder, alias Otoniel, está preso en los Estados Unidos.