En Ayapel, Córdoba, una parte de los campesinos ha decidido permanecer en sus tierras pese a la grave situación de emergencia provocada por las inundaciones en la región de la Mojana. Esta decisión se ha tomado a pesar de los riesgos y dificultades que implica mantenerse en las zonas anegadas.
Según declaraciones del alcalde Hugo Pinedo Contreras, los habitantes de la zona rural no quieren abandonar sus hogares y cultivos. “La gente no quiere salir de territorio y yo los entiendo. ¿Por qué irse? Si esta es nuestra tierra prometida, la tierra que Dios nos dio a los ayapelenses”, afirmó el mandatario.
Sostiene que muchos prefieren quedarse cuidando lo poco que les quedó a irse a vagar en el casco urbano, sin soluciones a la vista.
Pinedo Contreras explicó que los campesinos han manifestado su determinación de quedarse, incluso si eso implica enterrarse antes que marcharse. “De aquí no nos sacan ni con tractor, ni con grúa, ni con buldócer. Primero hacemos un hueco y nos enterramos, pero de aquí no nos saca nadie”, expresó citando las palabras de los habitantes rurales.
La negativa a evacuar obedece principalmente al arraigo de los campesinos con sus tierras y al temor de perderlas si se marchan. “Esto requiere una atención especial del Gobierno municipal, departamental y nacional”, señaló el alcalde.
Pese a las dificultades, los campesinos que se han quedado necesitan asistencia para poder subsistir en medio de la emergencia. Además de la madera para construir refugios temporales, el mandatario hizo un llamado para que se provean mercados, útiles de aseo y se instalen brigadas de salud para atender brotes y epidemias derivados de las inundaciones.
La situación en Ayapel es crítica, con cerca de 1.500 familias damnificadas, 30 veredas y 5 corregimientos bajo el agua, y más de 3.000 hectáreas de cultivos de arroz inundadas.