La significativa diferencia entre el precio al que se le compra el litro de leche al pequeño ganadero y el valor al que se vende en los mercados ha generado preocupación en el sector lechero de la región Caribe. Mientras a los productores se les paga entre $1.600 y $1.650 por litro, los consumidores deben desembolsar hasta $6.500 para adquirir la misma cantidad, lo que representa una brecha de hasta $4.900.
Jorge Rodríguez, director ejecutivo de la Asociación de Ganaderos de la Costa Norte Colombiana (Asoganorte), explicó que esta situación, sumada a los altos costos de producción, está afectando seriamente el trabajo diario de los ganaderos.
“Esto representa lo que hemos llamado un 1×3 que no favorece el trabajo que se hace día a día, sobre todo, por los altos costos en materia de producción de leche”, señaló.
La brecha de precios no solo impacta a los productores, sino también a los consumidores, quienes han visto mermado su poder adquisitivo frente a los productos lácteos. Según Asoganorte, los incrementos de hasta un 13% en algunos derivados de la leche han llevado a que los hogares prefieran comprar alimentos más económicos para acompañar sus comidas diarias.
Rodríguez indicó que el precio del kilo de queso, por ejemplo, está oscilando entre los $24.000 y $28.000, lo que ha reducido significativamente su consumo. Esta situación ha llevado a Asoganorte a enviar un nuevo SOS al Gobierno Nacional para que intervenga y ayude a solventar la crisis que atraviesa el sector.
Entre las propuestas planteadas por los ganaderos se encuentra la implementación de una política pública que les permita acceder a créditos con bajas tasas de interés, con el fin de aliviar los costos de producción y garantizar una remuneración justa por su trabajo.
“Le estamos diciendo al Gobierno Nacional, luego de una reunión con todos los lecheros del país, que se implemente una política pública que nos permita a nosotros tener una verdadera remuneración de ese trabajo que se hace día a día”, aseveró Rodríguez.
Ahora, el sector lechero espera una respuesta contundente por parte del Gobierno para hacer frente a esta problemática que afecta tanto a productores como a consumidores. De no tomarse medidas efectivas, se teme que la brecha de precios siga ampliándose y que el consumo de productos lácteos continúe en descenso, lo que podría tener graves consecuencias para la economía de la región Caribe.