Los bosques del Parque Nacional Natural Paramillo se han convertido en foco de atención científica tras el incremento de casos de fiebre amarilla a nivel nacional, enfermedad que ha cobrado 23 vidas y motivó la declaratoria de emergencia sanitaria en Colombia.
El carácter selvático de esta patología ha llevado a las autoridades de salud de Córdoba a intensificar la vigilancia epidemiológica en las zonas boscosas de Tierralta, específicamente en las estribaciones del Cerro Murucucú, donde se realizó un muestreo entomológico el pasado 15 de mayo.
Elkin Monterrosa, entomólogo del Laboratorio de Salud Pública departamental, explicó que la fiebre amarilla es una enfermedad que se origina en ecosistemas silvestres. “Los otros episodios de fiebre amarilla que se han presentado a nivel nacional han empezado en zona selvática”, señaló el experto, justificando la decisión de centrar las actividades de vigilancia en esta área boscosa.
Los mosquitos vectores de la enfermedad, identificados como Haemagogus janthinomys y Sabethes chloropterus, son especies netamente silvestres que habitan en estos ecosistemas boscosos, donde se conforman las episotías (brotes en poblaciones animales) que posteriormente pueden extenderse a comunidades humanas.
El especialista enfatizó que estos géneros de mosquitos requieren ambientes selvíticos para su desarrollo, razón por la cual los bosques del Paramillo representan un escenario de alto riesgo epidemiológico que amerita monitoreo constante para prevenir la propagación de esta enfermedad mortal.