Becciu desiste de participar en el cónclave “por el bien de la Iglesia”

El purpurado condenado por escándalos financieros cede ante la voluntad del fallecido papa Francisco.
2 semanas atrás
Foto: Redes Sociales

El cardenal Angelo Becciu anunció este martes 29 de abril su renuncia a participar en el cónclave que elegirá al próximo papa, poniendo fin a la controversia sobre su posible presencia en la votación. A pesar de mantener su convicción de inocencia, Becciu decidió “obedecer como siempre” a la voluntad del difunto papa Francisco.

“Por el bien de la Iglesia, a la que he servido y continuaré sirviendo con fidelidad y amor, así como para contribuir a la comunión y serenidad del cónclave, he decidido no entrar en la elección papal”, expresó Becciu en un comunicado enviado a los medios.

La decisión llega tras la congregación general de cardenales celebrada el lunes, donde se estableció que el cónclave comenzará el 7 de mayo. Durante las reuniones previas al funeral papal, el secretario de Estado Pietro Parolin presentó dos documentos firmados por Francisco que indicaban la exclusión de Becciu.

El “caso Becciu” generó tensión entre los purpurados. El cardenal Fernando Filoni reconoció que la situación causó “sufrimiento” en las reuniones preliminares, mientras que el cardenal Giuseppe Versaldi comentó que Becciu “es una persona estimable”, aunque esto no significaba que “no sea culpable”.

La preocupación principal radicaba en que su exclusión pudiera invalidar la votación en la Capilla Sixtina. Los analistas explicaban que los cardenales no podían decidir excluirlo, ya que esa potestad correspondía únicamente al papa.

Becciu, de 76 años, participó en las congregaciones generales junto a los 252 cardenales, aunque las estadísticas vaticanas lo consideraban no elector. En 2020, Francisco lo suspendió y le retiró los “derechos asociados al cardenalato” tras conocerse su implicación en irregularidades financieras, pero no suspendió sus deberes, entre los que figura la elección papal.

El purpurado fue condenado a 5 años y 6 meses de prisión e inhabilitación “perpetua” para ejercer cargos en la Santa Sede por un escándalo relacionado con la compra de un edificio en Londres y donaciones irregulares de 125.000 euros a una asociación vinculada a la Cáritas de su región natal, presidida por uno de sus hermanos. Actualmente espera la resolución de su recurso judicial.