Numerosas explosiones sacudieron Kiev la madrugada del jueves 24 de abril cuando Rusia lanzó un ataque masivo combinado con misiles y drones contra la capital ucraniana, dejando al menos 9 muertos y 63 heridos, según confirmó el alcalde Vitali Klitschko. Entre los afectados se encuentra un niño de cinco años que fue trasladado al hospital.
La Administración Militar de la región capitalina calificó la ofensiva como “un ataque combinado” y alertó sobre la posibilidad de nuevas oleadas de misiles y drones en las próximas horas, instando a los residentes a buscar refugio inmediatamente. Las autoridades confirmaron que Rusia empleó misiles balísticos en este bombardeo que comenzó poco después de la 01:00 a. m. hora local.
Este bombardeo nocturno ocurre después de que Ucrania solicitara repetidamente en los últimos días una tregua en los ataques con misiles y drones de largo alcance contra infraestructuras civiles, petición que Moscú rechazó. El último ataque con misiles contra Kiev se había registrado el 5 de abril, cuando al menos tres personas resultaron heridas.
La ofensiva no se limita a la capital. Otras grandes ciudades como Kharkiv (este) y Odesa (sur) han soportado días de repetidos ataques con drones suicidas. El martes, Kharkiv fue atacada a plena luz del día, rompiendo el patrón habitual de ataques nocturnos, con un saldo de un muerto y diez heridos.
Según Oleksandr Kovalenko, analista militar de Odesa, esta escalada contra la población civil demuestra “la total indiferencia de Moscú por los esfuerzos de paz” y constituye “un esfuerzo calculado para aterrorizar a los ucranianos y aplastar su voluntad de resistencia”.
Las tácticas rusas han evolucionado. Actualmente despliegan drones en grupos que vuelan a gran altura para eludir las defensas aéreas ucranianas y luego se lanzan en picado hacia los objetivos en rápida sucesión, dejando poco tiempo para reaccionar. Kovalenko reveló que Rusia lanzó 1.346 drones en lo que va de abril, cifra menor que los 4.196 del mes anterior, pero con mayor efectividad destructiva.
Esta nueva estrategia ha incrementado el porcentaje de drones que no logran ser interceptados hasta un 11%, comparado con el 3-4% registrado hace un mes. Combinado con el aumento de la carga explosiva, esta tendencia exige un refuerzo urgente de las defensas aéreas locales, advirtió el experto.
