Redacción. Hoy se cumplen 14 años de uno de los episodios más sangrientos, desoladores y trágicos que ha dejado la guerra en Colombia. El 2 de mayo de 2002, en cruentos enfrentamientos entre los paramilitares y el frente 58 de las Farc, miembros de esta guerrilla lanzaron un cilindro bomba que estalló en el techo de la iglesia de Bojayá, en Chocó, matando a 119 personas, casi la mitad de ellos, niños.
El acto de barbarie, cegó la vida de madres, niños y ancianos, cuyos cuerpos quedaron desmembrados por la fuerte explosión, casi un centenar de personas quedaron heridas.
Leyner Palacios, quien perdió casi a toda su familia, se convirtió en vocero de las víctimas y sobrevivientes del horror, que hasta hoy, 14 años después, piden encontrar los cuerpos de sus familiares, para poder darle una sepultura digna.
Muchos de los cuerpos fueron enterrados en una fosa común, los cuales están en proceso de exhumación para su identificación, por lo cual exigen no se dilate más la angustia y desconsuelo por no tener una tumba donde llorarlos. Según Palacios, cerca de 6 familias no han podido recibir los restos de sus seres queridos.
A partir de las 10 de la mañana se realizará una eucaristía en el pueblo, y los habitantes marcharán hasta el cementerio para honrar la memoria de sus padres, hijos, hermanos y amigos, que murieron por la insensatez de la guerra.
Así mismo, los sobrevivientes piden que tanto el Gobierno, como los grupos armados causantes de la tragedia, reconozcan su responsabilidad, y se comprometan a la reparación y no repetición, para poder al menos, tener el consuelo, de que otros no sufrirán el infierno que ellos vivieron.