Frentes unidos por la seguridad

Por Carlos Ordosgoitia Sanin
2 meses atrás

La seguridad en nuestras regiones es, hoy más que nunca, un tema que demanda nuestra atención y acción conjunta. El avance de la delincuencia común y el crimen organizado nos obliga a unir fuerzas en un frente común, no solo para reforzar la seguridad, sino también para fortalecer la confianza entre la ciudadanía y nuestras Fuerzas Armadas.

La creación de frentes unidos de seguridad no debe ser vista como una opción, sino como una imperiosa necesidad y responsabilidad que compartimos a nivel nacional. Muchas veces, las políticas de seguridad parecen imponer soluciones centralizadas, alejando a los líderes locales de las herramientas necesarias para combatir las amenazas reales que enfrentamos, desde el narcotráfico hasta las bandas criminales.

Es fundamental potenciar la fuerza y capacidad de respuesta de nuestras instituciones. Esto implica asignar más recursos, dotando a la Fuerza Pública de tecnología moderna y herramientas logísticas que les permitan llevar a cabo su labor de manera efectiva. La modernización de equipos y la formación continua de nuestros policías y soldados son inversiones que no solo fortalecerán su desempeño, sino que asegurarán una respuesta más eficaz ante el delito y el crimen.

Para que esta lucha dé frutos, es vital que los alcaldes y gobernadores tengan voz y control en las decisiones operativas. Cada región enfrenta desafíos particulares que requieren respuestas rápidas y adaptadas a sus contextos. Por lo tanto, el Gobierno Nacional debe articularse con las administraciones municipales y departamentales, diseñando planes de acción que permitan perseguir y capturar a quienes amenazan la seguridad de nuestros ciudadanos.

Ejemplos exitosos, como la iniciativa ‘Fincas Seguras’ impulsada por la Séptima División del Ejército en Antioquia, nos demuestran el poder de la colaboración entre el sector privado y la Fuerza Pública. Este tipo de iniciativas no solo mejora la seguridad en el campo, sino que también activa la participación ciudadana y refuerza el sentido de pertenencia. Es momento de replicar estas estrategias en diversas regiones, adaptándolas a sus realidades.

Además, es indispensable establecer canales de comunicación efectivos y transparentes entre la comunidad y las autoridades. La denuncia oportuna de actividades sospechosas debe convertirse en una práctica cotidiana. En la era digital en la que vivimos, las plataformas permiten a los ciudadanos informar sobre incidentes de manera anónima y segura, contribuyendo así a una respuesta preventiva más efectiva.

Establecer frentes unidos por la seguridad y empoderar a nuestros líderes locales son pasos cruciales en esta difícil lucha contra la delincuencia y el crimen organizado. Este es un reto que todos los colombianos debemos asumir con seriedad, donde cada ciudadano se convierta en un aliado en la construcción de un futuro más seguro.

La fuerza de nuestra unión es inquebrantable porque juntos podemos garantizar la seguridad que tanto anhelamos. Es hora de actuar con determinación y compromiso hacia un país en el que todos podamos vivir con tranquilidad y esperanza.