Montería. Si bien la capital cordobesa ha ganado fama como “la ciudad verde de Colombia”, un reciente estudio sobre biodiversidad y adaptación climática encendió las alarmas sobre problemas ambientales locales, como la deforestación por expansión urbana, la degradación de humedales y la insuficiente cobertura arbórea intraurbana.
El análisis del Instituto Humboldt y la ONG ICLEI tomó como foco a Montería junto a otras cinco ciudades, revelando luces y sombras: existe un importante bosque asociado al río Sinú capaz de generar microclimas más frescos, pero el resto de la urbe adolece de zonas verdes, situación que empeora en ecosistemas periurbanos sometidos a presiones.
Si bien un censo de 2018 registró 86 mil árboles distribuidos especialmente en avenidas y parques, las coberturas en varios sectores son escasas, potenciando la formación de “islas de calor”.
Pero son los humedales Berlín y Furatena los que exhiben un panorama más crítico, con procesos acelerados de deforestación, ocupación irregular e inundaciones. La expansión urbana descontrolada y las talas han impactado estos delicados ecosistemas que cumplen un rol central en el equilibrio ecológico local.
Pese a que el Plan de Ordenamiento Territorial definió estos humedales como áreas de protección, la urbanización sobre ellos continúa con las consecuentes afectaciones hídricas en episodios de inundaciones y quemas recurrentes de pastizales.
La Ciénaga de Betancí también enfrenta la degradación por actividades agropecuarias, otro foco rojo para los investigadores, que recomiendan una planificación coordinada con municipios vecinos a fin de diseñar estrategias colectivas de conservación hídrica y ecosistémica.
De cara al cambio climático, el estudio advierte que Montería debe afianzar la protección de sus zonas verdes y del Sinú para contener los impactos por olas de calor, sequías e inundaciones sobre miles de pobladores.
“Se necesitan más corredores ecológicos y áreas verdes que permitan la renaturalización del suelo no construido dentro de la ciudad, la integración de espacios naturales periurbanos y la disponibilidad de más espacios de uso público. Además, se observa que la sustitución de coberturas naturales por otros usos, especialmente la conversión a suelo urbanizado, disminuye significativamente las contribuciones de los ecosistemas a nivel urbano y regional”, dice el estudio.
Así, entre claroscuros, Montería enfrenta el desafío de compatibilizar su expansión urbana con la salvaguarda ambiental para mantener el rótulo de “ciudad verde” que tanto orgullo le genera.