Por Oswaldo Bustamante|Lo había intentado todo. Volar por encima del Corcovado, en Brasil; por las líneas de Nazca, en Perú; por el desierto de La Guajira, donde estableció cuatro récords Guinness; hacer parte de un equipo de fuerza aérea en California, donde vivía; lanzarse desde el cerro de Monserrate, en Bogotá, y hasta cansarse de volar por las peligrosas montañas de China, donde se coronó campeón mundial en 2013. Y justamente pensando en China, donde competiría en octubre venidero, halló la muerte.
Unas pocas horas antes del accidente en el que perdió la vida, en las montañas de Suiza a donde había llegado y mientras practicaba para competir en el Mundial de traje con alas, a cumplirse en la misma montaña de Tianmen que lo consagró dos años atrás, había dicho: “Tengo una gran meta por cumplir, tengo sueños que perseguir. Todo en la vida tiene un precio”. Y esa fue una de sus últimas frases en su página de Facebook, en la que muchas veces habló de sus vuelos, pero también de temas de corte social.
Paradójicamente, el precio de su arriesgada carrera lo pagó en lo que mas le gustaba: volar.
Jhonathan Florez murió mientras realizaba un salto Base, es decir no desde un aeronave sino desde un punto fijo, el accidente ocurrió en Engelberg, Suiza. El deportista antioqueño se encontraba acompañado por dos colegas que lograron aterrizar sin inconvenientes.
Al parecer, el paracaídas de Jhonathan no abrió al momento del salto y como esta modalidad de deporte extremo se realiza desde con altura no hay tiempo suficiente para un paracaídas de reserva.
Cuando el equipo de rescate llegó al lugar del accidente encontraron el cuerpo de Jhonathan envuelto en el paracaídas y no pudieron hacer nada para salvarle la vida. Fue el último vuelo del Hombre Pájaro.
En una entrevista para EL COLOMBIANO el año pasado, al preguntársele si le temía a la muerte, había dicho que “el ser humano, por naturaleza, tiene que convivir con ella”.
“Aquí están los 16 pilotos que clasificamos para el Mundial de World Wingsuit League en China. Estoy muy orgulloso de poder formar parte de este grupo de los mejores 16”, informó el pasado 26 de junio, mientras daba a conocer su alegría por viajar, primero a Noruega y luego a China.
Reconocimiento
El uso de un atuendo que tiene unas membranas entre los brazos, el tronco y las piernas le dio reconocimiento mundial como el mejor de América en este tipo de vuelos.
En este deporte, este piloto Antioqueño de 32 años de edad, se había iniciado con la curiosidad por volar como un pájaro. Realizó un salto amarrado a un instructor y después hizo un curso, hasta alcanzar mas de dos mil saltos.
Nunca evadió el tema del riesgo, incluso tras la muerte de su amigo Dean Potter, quien falleció mientras hacía uno de estos saltos.
“En el mundo se presentan aproximadamente 40 muertes al año al practicar salto con alas, sin desconocer que en otros deportes también existen riesgos”, aseguró, al tiempo que manifestó que “el riesgo más grande que hay en la vida es la muerte y es un riesgo inminente desde que uno nace”.