Alguien tiene que lavar los platos

Opinión / Por: Marcos Velásquez.


Opinión/ Por: Marcos Velásquez.

La política es una responsabilidad de todos los ciudadanos, sin embargo, pocos la ejercen, pocos la comprenden y a muy pocos les interesa.

Siendo escueto, el trabajo de la política se puede equiparar al trabajo de la cocina, “¡esta es la más desagradecida!”, dice mi madre, porque la demora es que esté limpia, para tener que empezar a organizarla y limpiarla otra vez.

Casi siempre se le huye a la cocina, a lavar los platos, y ni qué decir de cocinar.  No todo el mundo tiene el gusto, la paciencia y la sazón para cocinar.  Mucho menos, el “toque secreto” para que el plato quede con el gusto que embruja el paladar de todos, sin importar la posición ideológica, el sexo o la religión.

A pesar de ello, todos los comensales son exigentes a la hora de sentarse a la mesa, pero una vez el plato está limpio de comida, se levantan de ella, huyéndole a que les toque lavarlo.  Todos quieren disfrutar de la barriga llena y del corazón contento, pero a casi nadie le interesa saber cómo se cuecen las habas.

Esta campaña política de senado y cámara en Colombia, será recordada por los cordobeses, como la campaña que se encargó de enlodar, a través de una campaña mediática de desprestigio y de persecución de los entes de control, a los candidatos cordobeses.

El ciudadano de a pie, al que no le gusta la cocina, pero que no quiere tener el estomago vacío, fácilmente caerá en la lógica que producen los medios masivos de comunicación y las redes sociales, aguzando cortinas de humo para tergiversar la realidad, con tal de esconder la verdad que habita el detrás de cámaras de los intereses del poder.

De este modo, muchos ciudadanos solo se permiten ver lo que se desea mostrar, incurriendo en señalamientos moralistas, cuando lo que se busca como estrategia política es eso, con tal de disminuir la capacidad electoral de quienes ejercen el desdorado ejercicio de la política, dado que lo que está en juego es la pugna por las negociaciones de acompañamiento a las elecciones presidenciales.

Me permito tomar una frase magistral del director cinematográfico Woody Allen, con tal de hacerme entender, parafraseando su sentido, en lo que tiene que ver con la política.

Woody Allen dice: “El sexo no es cochino, pero si se hace bien, sí”.  Así pasa con la política.  Hacerla bien implica muchas cosas que a la gran mayoría de ciudadanos no les gustaría enterarse por pudor.  No obstante, alguien tiene que lavar los platos sucios.

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